La Ermita de la Virgen de la Estrella​

Al norte, a unos dos kilómetros del pueblo, se halla la ermita nueva de la Virgen de la Estrella. Es un edificio con una nave y campanario, de los años cuarenta o cincuenta del siglo XX, de formas neoclásicas. La ermita vieja estaba en el sur, a orillas del río Júcar, pero la construcción del pantano de Alarcón, que había de sumergirla, obligó a su traslado. En mayo se rememora el traslado con una romería en la que se baja la imagen de la Virgen desde la ermita nueva hasta el primitivo emplazamiento.

Es muy probable que la presencia de la Virgen de la Estrella en Buenache de Alarcón date de los años muy próximos a la reconquista de la zona, hacia 1184. En esta época es cuando se empieza a utilizar la estrella en sustitución de la cruz, que queda como emblema de las distintas órdenes militares. La estrella cristiana se oponía a la media luna islámica. Las dos eran signos del cielo. La estrella que sustituía a la cruz debía tener ocho puntas, eran dos cuadrados cruzados; un cuadrado representaba el cielo y otro la tierra, indicando que Cristo es divino y humano. Según esto la Virgen de la Estrella mostraba a Cristo con este signo.

Junto a uno de los importantes caminos que comunicaban las tierras de Castilla con Andalucía, se edificó la ermita en la Ribera del río Júcar.

Según decía el P. Pedro de Jarava, Franciscano de Valverde en el S. XVII, la ermita era un «lugar divertido» , un agradable paraje. Se puede afirmar que era el santuario de la Virgen más importante en todo el curso del río. Estaba a medio camino entre Honrubia y Buenache, y fue centro de espiritualidad y de descanso de madereros y trajinantes. Era grande la afluencia a la romería. En el transcurso de una semana celebraban las fiestas patronales Honrubia, Buenache y Valverde, que fueron muy intensamente vividas por los tres pueblos, por la poca distancia que les separaba. El pantano anegó la ermita y cortó la comunicación y la relación de estas tres poblaciones. Una herida que todavía perdura. La ermita cambió de ubicación y lo que antes era Ribera, ahora se ha convertido en monte dominador del paisaje.

A partir del S. XVIII la Virgen muestra una estrella de siete puntas, por lo que se cambió el símbolo del Cristo inicial por el símbolo de los siete dones del Espíritu Santo.